jueves, 29 de diciembre de 2016

ORGANIZACIÓN DE UNA BIBLIOTECA DE LECTURA EN UN AULA DE INFANTIL



Actualmente se utiliza la CDU (Clasificación Decimal Universal) en la mayor parte de las bibliotecas del mundo al ser este el sistema normalizado de clasificación temática general. Entre sus ventajas está que permite moverse a los alumnos con comodidad en cualquier biblioteca. Dentro de la CDU se incluye todo el conocimiento humano y se basa en números arábigos para evitar diferencias lingüísticas (Diez clases divididas del 0 al 9 y cada clase dividida en 10 subclases que a su vez pueden subdividirse). En concreto los libros de ficción se etiquetan en el número 8, en las bibliotecas escolares se suelen colocar separados, y cada género tiene una letra, paralelamente se ordenan por grupos de edades usando un código de color en el que el azul indica hasta los 7 años, poca letra y muchas ilustraciones. La ventaja de seguir las normas bibliotecarias es que fácilmente cualquier persona puede seguir nuestra labor. En el caso planteado, lógicamente la aplicación de la CDU debiese tener en cuenta especificidades del entorno. En este caso, faltan detalles porque nos indican solamente que debemos elaborar una biblioteca de lectura pero no sabemos si se trata de una biblioteca de aula o de centro, además en este último caso ignoramos si es un centro de educación infantil o también de primaria.
Si hablásemos de una biblioteca de centro ( incluyendo la educación primaria junto con la infantil), la lógica nos dice que debiésemos aplicar una versión simplificada de la CDU más fácil de manejar para el alumnado y para el profesorado, limitada a dos dígitos o  tres máximo acompañados de palabras claves, colores o pictogramas para facilitar el uso a los alumnos. Por ejemplo en biblioabrazo nos presentan una adaptación de la CDU con colores y pictogramas en forma de Margarita de colores (la clase 4 se encuentra actualmente vacía):



Por lo tanto esta información debiese colocarse en un mural explicativo a la entrada de la biblioteca, también los estantes debiesen tener un cartel visual con la información de esa sección ( color, pictogramas y palabras clave), por último los libros en el lomo debiesen tener un código con sus dígitos para su clasificación y también información visible para los alumnos especialmente una pegatina con el color .
Por otro lado en el caso de bibliotecas dedicadas específicamente a infantil, esta forma de clasificación no se adapta bien a las necesidades y especificidades de su material. En http://www.ite.educacion.es/formacion/materiales/8/cd_2008/mod1/anexo_005.htm nos presentan una clasificación específica para los libros infantiles de 0 a 6 años. Por supuesto que esta clasificación puede usarse en un biblioteca escolar en un centro de eduación infantil y primaria ya que los libros infantiles pudiesen formar una sección separada. Esta clasificación que se  acompaña también de pictogramas sería la siguiente:
  • Mundo que me rodea: con libros sobre las rutinas del niño y el entorno que le rodea.
  • Cuentos para ver: libros sin texto o si existe es marginal, para disfrutar con las imágenes.
  • Cuentos para contar: libros en los que el texto es importante, para ser leídos por un adulto.
  • Libros con música: del tipo de rimas, canciones, adivinanzas, letrillas… según la fuente utilizada. Personalmente en los libros con música incluiría también los libros que tienen sonido.
  • Libros con sorpresa: para la manipulación y permiten jugar con ellos, del tipo de los troquelados y pop-up.


Por supuesto que teniendo en cuenta la temática con la que se trabaje en ese momento en las distintas clases se podrían preparar unas cestas con libros clasificados por el tema. Los libros físicamente estarían colocados en una cesta con una etiqueta que identificase el tema y permitiese llevarla al aula, o ir rotando por las aulas, para complementar las bibliotecas del aula.


Cómo organizar una biblioteca escolar. Aspectos técnicos y pedagógicos, Gobierno de Navarra, 2000

miércoles, 14 de diciembre de 2016

ORIENTACIONES PARA EL TRABAJO CON NIÑO CON DIFICULTADES DE COMUNICACIÓN






Lo mejor sería intervenir lo antes posible para evitar que el trastorno sea mayor y también la sensación de fracaso en el niño. Por otro lado habrá que tranquilizar a los padres ya que este tipo de dificultades no son causadas por factores ambientales y también evitar que se conviertan en “maestros” del niño. En segundo lugar habría que establecer objetivos graduales que nos permitan disminuir la exigencia y nos permitirán utilizarlos como refuerzo. En este sentido habrá que planificar actividades de control de la ansiedad que permitan afrontar estas situaciones de forma relajada. En tercer lugar, hay que adecuar las actividades a las capacidades de cada niño y así que se sienta más seguro. De esta forma aumentará su motivación y la autoestima en sus capacidades. Tanto los padres como el educador deben alentar el esfuerzo comunicativo del niño y además adaptarse a su ritmo dándole tiempo para expresarse y comprender. En cuarto lugar, utilizar actividades lúdicas para relajar la angustia y fomentar una buena relación, interactuar en esos momentos lúdicos con el niño para ir reproduciendo verbalmente sus acciones. También utilizar juegos que nos permitan aumentar el vocabulario y poco a poco el uso de frases complejas. En este sentido es interesante el uso de cuentos ilustrados. En quinto lugar son interesantes las actividades específicas de relajación como el uso de técnicas de respiración para controlar la ansiedad antes nombrada.
En casos más concretos como la tartamudez sería necesario enseñarles un patrón de habla lenta y alargada realizando ejercicios para controlar y reducir la tensión. En general habría que cuidar el ambiente evitando ruidos y gritos, el educador debería hablar de forma clara y despacio. Si tenemos problemas de articulación de sonidos lo mejor sería trabajar de forma lúdica y buscar su aplicación en su lenguaje diario. Por último la actitud del educador debe ser de alerta ante las posibles burlas y a la vez habría que evitar las actitudes sobreprotectoras, el niño debe tomar conciencia de su forma de hablar y de sus problemas de forma natural y en el resto se deben fomentar actitudes de respeto. Por otro lado también deben premiarse sus esfuerzos de comunicación utilizando cualquier recurso no verbal, se trata de fomentar la iniciativa y no premiar solo la perfección.

BIBLIOGRAFÍA


Montserrat Molina Vives en “Trastornos del desarrollo del lenguaje y la comunicación”

http://www.psicopedagogia.com/articulos/?articulo=395