Lo mejor sería intervenir lo antes posible para evitar
que el trastorno sea mayor y también la sensación de fracaso en el niño. Por
otro lado habrá que tranquilizar a los padres ya que este tipo de dificultades
no son causadas por factores ambientales y también evitar que se conviertan en
“maestros” del niño. En segundo lugar habría que establecer objetivos graduales
que nos permitan disminuir la exigencia y nos permitirán utilizarlos como
refuerzo. En este sentido habrá que planificar actividades de control de la
ansiedad que permitan afrontar estas situaciones de forma relajada. En tercer
lugar, hay que adecuar las actividades a las capacidades de cada niño y así que
se sienta más seguro. De esta forma aumentará su motivación y la autoestima en
sus capacidades. Tanto los padres como el educador deben alentar el esfuerzo
comunicativo del niño y además adaptarse a su ritmo dándole tiempo para
expresarse y comprender. En cuarto lugar, utilizar actividades lúdicas para
relajar la angustia y fomentar una buena relación, interactuar en esos momentos
lúdicos con el niño para ir reproduciendo verbalmente sus acciones. También
utilizar juegos que nos permitan aumentar el vocabulario y poco a poco el uso
de frases complejas. En este sentido es interesante el uso de cuentos
ilustrados. En quinto lugar son interesantes las actividades específicas de
relajación como el uso de técnicas de respiración para controlar la ansiedad
antes nombrada.
En casos más concretos como la tartamudez sería necesario
enseñarles un patrón de habla lenta y alargada realizando ejercicios para
controlar y reducir la tensión. En general habría que cuidar el ambiente
evitando ruidos y gritos, el educador debería hablar de forma clara y despacio.
Si tenemos problemas de articulación de sonidos lo mejor sería trabajar de
forma lúdica y buscar su aplicación en su lenguaje diario. Por último la
actitud del educador debe ser de alerta ante las posibles burlas y a la vez
habría que evitar las actitudes sobreprotectoras, el niño debe tomar conciencia
de su forma de hablar y de sus problemas de forma natural y en el resto se
deben fomentar actitudes de respeto. Por otro lado también deben premiarse sus
esfuerzos de comunicación utilizando cualquier recurso no verbal, se trata de
fomentar la iniciativa y no premiar solo la perfección.
BIBLIOGRAFÍA
Montserrat Molina Vives en “Trastornos del desarrollo del lenguaje y la comunicación”
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